En este blog encontrarás poesía, opinión, artículos, frases y muchas otras cosas que he escrito, leído o escuchado
martes, 25 de enero de 2011
Video Amigos de los Enanitos Verdes
La semana pasada dije en mi post que uno de mis grupos favoritos de rock en español era Los Enanitos Verdes y hablé sobre su canción "Amigos", esta semana completo ese post compartiendo con ustedes el video de esa canción, espero les guste.
martes, 18 de enero de 2011
Amigos
Este post es algo muy personal y podríamos definirlo como un rico coctel cuyos ingredientes son amistad, Hombres G, Enanitos Verdes y un poco de nostalgia.
Uno de mis hobbies es escuchar música, escucho casi todo genero, dependiendo del momento y de mi estado de ánimo.
Dos de mis grupos favoritos de rock en español son Hombres G y los Enanitos Verdes. Coincidentemente ambos tienen canciones dedicadas a los amigos. La de Hombres G se llama "Mis Amigos" y en una parte de su letra dice:
Porque si mi amor se fue
mis amigos están aquí;
y si tengo que beber
mis amigos están aquí;
si no me encuentro bien
mis amigos están aquí
si yo siento que
el sentido voy a perder
mis amigos
sabrán que hacer.
Y la de Los Enanitos Verde se llama "Amigos" y en su letra dice:
Si hay algo que esconder
o hay algo que decir
siempre será un amigo
el primero en saber
porque siempre estarán en mi
esos buenos momentos que pasamos sin saber
que un amigo es una luz
brillando en la oscuridad.
Siempre seras mi amigo
no importa nada más.
El otro día escuchándolas vinieron a mi mente todos esos amigos que han pasado por mi vida dejando huella en ella. Algunos de ellos los tengo aún cerca y puedo verme de vez en cuando con ellos, otros no están físicamente cerca pero a través de email o facebook mantengo el contacto con ellos y otros lamentablemente perdí contacto con ellos.
Amigos con los que compartí juegos, travesuras, estudios, clases, trabajos grupales, recreos, paseos escolares, un intercambio, viaje de promoción, fiesta de promoción, la época universitaria, exámenes, trabajos, amanecidas estudiando, risas, alegrías, peleas, mandadas a rodar, reconciliaciones, amores, fiestas, problemas, discusiones. Amigos con los que el juntarnos era tan fácil que sólo bastaba el desear hacerlo. Amigos con los que compartí algunas actividades juntos como algún curso, seminario o trabajo.
Amigos con los que compartí largas horas de conversación, algunas veces acompañadas por un café o unos tragos. Amigos a los que algunas veces aconsejé y que muchas otras me dieron sabios consejos.
Amigos con los que compartí algún retiro o un equipo de retiro, amigos con los que compartí el cuarto en algún cursillo, amigos con los que compartimos dos equipos de cursillos y luego de acabados los cursillos seguimos reuniéndonos todas las semanas hasta hoy y que nuestro entusiamos nos llevó a organizar dos adobadas para recolectar fondos y hacer dos chocolatadas a niños de un colegio. Amigos que sin saberlo, cuando estoy en algún momento difícil, el sólo hecho de verlos, escuchar su voz o recordar sus palabras me reconforta.
Amigos a los que nunca conocí personalmente sino sólo por Internet, pero gracias a Dios y a las conversaciones que manteníamos llegamos a formar una gran amistad que pareciera nos conociésemos de muchos años, al punto de contarnos nuestros problemas o pedirme que ore por ellos para solucionar un problema o por la salud de un familiar o para discernir una vocación.
Hace algún tiempo leí una frase de Carlo María Martini que me gustó mucho, decía Lo amigos no tienen que estar siempre juntos, pero siempre pueden decirse cosas importantes. He podido comprobar que es muy cierta esa frase, mientras vamos creciendo y adquiriendo más obligaciones en la vida a veces por motivo de estudios, trabajo, familia y muchas otras razones ya no nos es tan fácil ver a nuestros amigos, pero si esa es una amistad fuerte y fundada en bases sólidas, por más tiempo que no se vea uno con sus amigos, cuando se encuentre con ellos personalmente o hable con ellos la relación va a seguir tan fuerte como siempre, como si hubiese sido el día anterior que se vieron por última vez.
La semana pasada me reuní con unos amigos de la época de universidad, que no veía hace muchos años, al vernos era como si nos hubiésemos visto hacia poco, nos reímos, bromeamos como lo hacíamos en la época de universidad que nos veíamos todos los días.
En fin muchos amigos pasaron y estoy seguro que hay muchos amigos más que vendrán; nombrarlos sería muy largo, al leer esto estoy seguro se van a reconocer.
A todos ustedes está dedicado este post; espero ser siempre su amigo y en los momentos que me necesiten estar ahí para ustedes.
Uno de mis hobbies es escuchar música, escucho casi todo genero, dependiendo del momento y de mi estado de ánimo.
Dos de mis grupos favoritos de rock en español son Hombres G y los Enanitos Verdes. Coincidentemente ambos tienen canciones dedicadas a los amigos. La de Hombres G se llama "Mis Amigos" y en una parte de su letra dice:
Porque si mi amor se fue
mis amigos están aquí;
y si tengo que beber
mis amigos están aquí;
si no me encuentro bien
mis amigos están aquí
si yo siento que
el sentido voy a perder
mis amigos
sabrán que hacer.
Y la de Los Enanitos Verde se llama "Amigos" y en su letra dice:
Si hay algo que esconder
o hay algo que decir
siempre será un amigo
el primero en saber
porque siempre estarán en mi
esos buenos momentos que pasamos sin saber
que un amigo es una luz
brillando en la oscuridad.
Siempre seras mi amigo
no importa nada más.
El otro día escuchándolas vinieron a mi mente todos esos amigos que han pasado por mi vida dejando huella en ella. Algunos de ellos los tengo aún cerca y puedo verme de vez en cuando con ellos, otros no están físicamente cerca pero a través de email o facebook mantengo el contacto con ellos y otros lamentablemente perdí contacto con ellos.
Amigos con los que compartí juegos, travesuras, estudios, clases, trabajos grupales, recreos, paseos escolares, un intercambio, viaje de promoción, fiesta de promoción, la época universitaria, exámenes, trabajos, amanecidas estudiando, risas, alegrías, peleas, mandadas a rodar, reconciliaciones, amores, fiestas, problemas, discusiones. Amigos con los que el juntarnos era tan fácil que sólo bastaba el desear hacerlo. Amigos con los que compartí algunas actividades juntos como algún curso, seminario o trabajo.
Amigos con los que compartí largas horas de conversación, algunas veces acompañadas por un café o unos tragos. Amigos a los que algunas veces aconsejé y que muchas otras me dieron sabios consejos.
Amigos con los que compartí algún retiro o un equipo de retiro, amigos con los que compartí el cuarto en algún cursillo, amigos con los que compartimos dos equipos de cursillos y luego de acabados los cursillos seguimos reuniéndonos todas las semanas hasta hoy y que nuestro entusiamos nos llevó a organizar dos adobadas para recolectar fondos y hacer dos chocolatadas a niños de un colegio. Amigos que sin saberlo, cuando estoy en algún momento difícil, el sólo hecho de verlos, escuchar su voz o recordar sus palabras me reconforta.
Amigos a los que nunca conocí personalmente sino sólo por Internet, pero gracias a Dios y a las conversaciones que manteníamos llegamos a formar una gran amistad que pareciera nos conociésemos de muchos años, al punto de contarnos nuestros problemas o pedirme que ore por ellos para solucionar un problema o por la salud de un familiar o para discernir una vocación.
Hace algún tiempo leí una frase de Carlo María Martini que me gustó mucho, decía Lo amigos no tienen que estar siempre juntos, pero siempre pueden decirse cosas importantes. He podido comprobar que es muy cierta esa frase, mientras vamos creciendo y adquiriendo más obligaciones en la vida a veces por motivo de estudios, trabajo, familia y muchas otras razones ya no nos es tan fácil ver a nuestros amigos, pero si esa es una amistad fuerte y fundada en bases sólidas, por más tiempo que no se vea uno con sus amigos, cuando se encuentre con ellos personalmente o hable con ellos la relación va a seguir tan fuerte como siempre, como si hubiese sido el día anterior que se vieron por última vez.
La semana pasada me reuní con unos amigos de la época de universidad, que no veía hace muchos años, al vernos era como si nos hubiésemos visto hacia poco, nos reímos, bromeamos como lo hacíamos en la época de universidad que nos veíamos todos los días.
En fin muchos amigos pasaron y estoy seguro que hay muchos amigos más que vendrán; nombrarlos sería muy largo, al leer esto estoy seguro se van a reconocer.
A todos ustedes está dedicado este post; espero ser siempre su amigo y en los momentos que me necesiten estar ahí para ustedes.
martes, 11 de enero de 2011
Matías y la Montaña de la Felicidad
Este cuento trata de responder la pregunta que constantemente nos hacemos, ¿Donde encuentro la felicidad? y está dedicado a una persona muy especial para mi, mi sobrino Alejandro, ese pequeño gran hombrecito de casi tres años que por donde pasa va dejando rastros de su felicidad.
Matías vivía aburrido, todo en su vida era monotonía; las cosas las hacía mecánicamente, siguiendo la misma rutina cada día. Para él no había diferencia entre un día y otro, un mes y otro, un año y otro; todos eran iguales, transcurrían sin mayores cambios.
Una mañana despertó con tres preguntas dándole vueltas en la cabeza ¿por qué me siento tan vacío?, ¿qué es la felicidad? ¿donde la puedo encontrar? Por más que trataba de borrarlas de su mente y pensar en otra cosa, no podía; éstas volvían una y otra vez, cada vez con mayor intensidad. Se decía a si mismo ¿qué me pasa? ¿Por qué siento ésto? Tengo todo lo que un hombre puede desear, una muy buena posición económica, un trabajo, una familia, casas, autos, toda clase de bienes materiales, viajo regularmente a los lugares más exóticos y paradisiacos, asisto a los mejores eventos sociales. En pocas palabras tengo todo y aún me siento muy vacío, ¿por qué?
Estuvo una semana con estas preguntas en la cabeza sin poderles encontrar una solución, hasta que el miércoles tomando un café mientras hacía tiempo para asistir a una reunión de negocios en la oficina de un cliente, escucho a las personas que estaban en la mesa junto a la suya decir que en un país muy lejano existía una montaña donde habitaba la felicidad.
Concluida la reunión volvió a su oficina y decidió investigar en Internet sobre la montaña de la felicidad que había escuchado nombrar en el café. Después de varias búsquedas encontró el lugar donde se hallaba esta montaña y como llegar a ella.
Durante la cena comentó a su esposa las dudas que había tenido en la cabeza toda la semana sin poderles dar solución, la conversación a cerca de la montaña de la felicidad que escucho en el café, sus investigaciones en Internet y su deseo de ir a ella en busca de solución a sus dudas y problemas. Andrea escuchó atentamente lo que su marido iba diciéndole y una vez que éste hubo terminado de hablar le dijo que sabía que era un viaje muy largo y arriesgado el que iba a emprender y que le iba a demandar mucho tiempo y esfuerzo el hacerlo y sobre todo que iba a estar mucho tiempo lejos de ella y sus hijos, pero ella quería lo mejor para él y a pesar de todo lo apoyaba en su desición.
Matías pasó dos días preparando su viaje consiguió mapas para el viaje, una brújula, un GPS, una navaja suiza, compró provisiones de agua y comida, sacó algo de dinero en efectivo de su cuenta bancaria, seleccionó la ropa que debía llevar, teniendo en cuenta que pasaría por toda clase de climas imaginables. Con todo lo reunido preparó una mochila, su carpa y una bolsa de dormir y el lunes, después de despedirse de su familia emprendió el largo viaje.
Luego de cruzar ríos, lagos, mares, playas, montañas, selvas, desiertos, glaciares y soportar calores y fríos extremos llegó por fin a la montaña de la felicidad. Una vez ahí grande fue su decepción, pues no encontró la felicidad que tanto buscaba. Exhausto y sintiéndose fracasado inició su camino de regreso.
Una tarde mientras caminaba entró en una aldea para comprar algo de comida y buscar un lugar donde pasar la noche. Al llegar vio que todos los pobladores estaban trabajando en la reparación del puente por el que se salia de la aldea; se acercó y preguntó si sabían donde podía conseguir algo de comida para comprar y un lugar donde pasar la noche. Los aldeanos le dijeron que ellos se lo darían si los ayudaba a reparar el puente. Matías pensó no tengo prisa puedo ayudar a esta gente, además este puente es el único lugar por donde puedo salir de esta aldea y seguir camino a casa. Se puso a trabajar junto con los aldeanos en reparar el puente y mientras lo hacía experimentó una sensación extraña, algo que nunca había sentido y no podía explicar que era. Una vez terminado el trabajo la sensación fue mayor.
Los aldeanos celebraron la reparación del puente con una cena en el local comunal, cena a la que Matías fue invitado. La cena y el ambiente que había le parecieron a Matías muy agradables y otra vez volvió a tener esa rara sensación. Una vez terminada la cena Matías fue hospedado en la casa de una familia de aldeanos quienes a la mañana siguiente antes de partir le dieron una bolsa con comida y agua, y no aceptaron pago por el hospedaje.
Matías abrazo a sus anfitriones, les dio las gracias, se despidió de ellos y se puso en camino. Otra vez la rara sensación que experimentaba se apoderó de él. Siguió su camino y a medio día paró ante un lago para comer algo y descansar un poco. Antes de comer decidió nadar un poco en el lago; al entrar en el agua una vez más esa nueva sensación vinó a él. Nadó un rato luego salió del agua y se echo a tomar sol.
Después de almorzar y dormir una pequeña siesta continuó su camino. Al anochecer llegó a un hospedaje para viajeros donde decidió pasar la noche. Mientras cenaba conoció a Joaquín quien retornaba de una peregrinación. Cenaron en la misma mesa y después se quedaron conversando en el estar del hospedaje hasta muy tarde; otra vez Matías tenía dentro de si esta nueva sensación.
A la mañana Matías y Joaquín salieron juntos del hospedaje y caminaron juntos, pues sus caminos seguian la misma ruta. Hicieron el camino conversando y riendo y a medio día pararon en un prado para almorzar: Matías saco parte de sus provisiones y las compartió con Joaquín. Terminado el almuerzo volvieron a ponerse en camino. Caminaron juntos todo ese día y en la noche se separaron, pues Joaquín había llegado a su destino, Matías debía seguir un día más. Se despidieron con abrazos y prometieron mantenerse en contacto. La extraña sensación no dejo a Matías todo ese día.
A medio día Matías llego a su casa y al llegar Andrea, su esposa salió a recibirlo junto con Andrés y Santiago, y los tres abrazaron al recien llegado Matías. Esta vez la sensación fue más fuerte aún y a Matías se le salieron las lágrimas de los ojos. Entraron a casa y Matías contó a su familia todo su viaje y las cosas que había vivido y sentido.
Antes de dormir, analizando con Andrea todas las experiencias vividas en su viaje Matías dijo esa sensación que sentía no era más que felicidad, que tonto fui, la tenía tan cerca y nunca la ví. No necesitaba hacer tan largo viaje, la felicidad está en el hacer algo por los demás, en el trabajo bien hecho, en compartir una comida, una conversación, en ver y sentir las cosas simples de la naturaleza, en un abrazo, en la familia, en los amigos.
Matías vivía aburrido, todo en su vida era monotonía; las cosas las hacía mecánicamente, siguiendo la misma rutina cada día. Para él no había diferencia entre un día y otro, un mes y otro, un año y otro; todos eran iguales, transcurrían sin mayores cambios.
Una mañana despertó con tres preguntas dándole vueltas en la cabeza ¿por qué me siento tan vacío?, ¿qué es la felicidad? ¿donde la puedo encontrar? Por más que trataba de borrarlas de su mente y pensar en otra cosa, no podía; éstas volvían una y otra vez, cada vez con mayor intensidad. Se decía a si mismo ¿qué me pasa? ¿Por qué siento ésto? Tengo todo lo que un hombre puede desear, una muy buena posición económica, un trabajo, una familia, casas, autos, toda clase de bienes materiales, viajo regularmente a los lugares más exóticos y paradisiacos, asisto a los mejores eventos sociales. En pocas palabras tengo todo y aún me siento muy vacío, ¿por qué?
Estuvo una semana con estas preguntas en la cabeza sin poderles encontrar una solución, hasta que el miércoles tomando un café mientras hacía tiempo para asistir a una reunión de negocios en la oficina de un cliente, escucho a las personas que estaban en la mesa junto a la suya decir que en un país muy lejano existía una montaña donde habitaba la felicidad.
Concluida la reunión volvió a su oficina y decidió investigar en Internet sobre la montaña de la felicidad que había escuchado nombrar en el café. Después de varias búsquedas encontró el lugar donde se hallaba esta montaña y como llegar a ella.
Durante la cena comentó a su esposa las dudas que había tenido en la cabeza toda la semana sin poderles dar solución, la conversación a cerca de la montaña de la felicidad que escucho en el café, sus investigaciones en Internet y su deseo de ir a ella en busca de solución a sus dudas y problemas. Andrea escuchó atentamente lo que su marido iba diciéndole y una vez que éste hubo terminado de hablar le dijo que sabía que era un viaje muy largo y arriesgado el que iba a emprender y que le iba a demandar mucho tiempo y esfuerzo el hacerlo y sobre todo que iba a estar mucho tiempo lejos de ella y sus hijos, pero ella quería lo mejor para él y a pesar de todo lo apoyaba en su desición.
Matías pasó dos días preparando su viaje consiguió mapas para el viaje, una brújula, un GPS, una navaja suiza, compró provisiones de agua y comida, sacó algo de dinero en efectivo de su cuenta bancaria, seleccionó la ropa que debía llevar, teniendo en cuenta que pasaría por toda clase de climas imaginables. Con todo lo reunido preparó una mochila, su carpa y una bolsa de dormir y el lunes, después de despedirse de su familia emprendió el largo viaje.
Luego de cruzar ríos, lagos, mares, playas, montañas, selvas, desiertos, glaciares y soportar calores y fríos extremos llegó por fin a la montaña de la felicidad. Una vez ahí grande fue su decepción, pues no encontró la felicidad que tanto buscaba. Exhausto y sintiéndose fracasado inició su camino de regreso.
Una tarde mientras caminaba entró en una aldea para comprar algo de comida y buscar un lugar donde pasar la noche. Al llegar vio que todos los pobladores estaban trabajando en la reparación del puente por el que se salia de la aldea; se acercó y preguntó si sabían donde podía conseguir algo de comida para comprar y un lugar donde pasar la noche. Los aldeanos le dijeron que ellos se lo darían si los ayudaba a reparar el puente. Matías pensó no tengo prisa puedo ayudar a esta gente, además este puente es el único lugar por donde puedo salir de esta aldea y seguir camino a casa. Se puso a trabajar junto con los aldeanos en reparar el puente y mientras lo hacía experimentó una sensación extraña, algo que nunca había sentido y no podía explicar que era. Una vez terminado el trabajo la sensación fue mayor.
Los aldeanos celebraron la reparación del puente con una cena en el local comunal, cena a la que Matías fue invitado. La cena y el ambiente que había le parecieron a Matías muy agradables y otra vez volvió a tener esa rara sensación. Una vez terminada la cena Matías fue hospedado en la casa de una familia de aldeanos quienes a la mañana siguiente antes de partir le dieron una bolsa con comida y agua, y no aceptaron pago por el hospedaje.
Matías abrazo a sus anfitriones, les dio las gracias, se despidió de ellos y se puso en camino. Otra vez la rara sensación que experimentaba se apoderó de él. Siguió su camino y a medio día paró ante un lago para comer algo y descansar un poco. Antes de comer decidió nadar un poco en el lago; al entrar en el agua una vez más esa nueva sensación vinó a él. Nadó un rato luego salió del agua y se echo a tomar sol.
Después de almorzar y dormir una pequeña siesta continuó su camino. Al anochecer llegó a un hospedaje para viajeros donde decidió pasar la noche. Mientras cenaba conoció a Joaquín quien retornaba de una peregrinación. Cenaron en la misma mesa y después se quedaron conversando en el estar del hospedaje hasta muy tarde; otra vez Matías tenía dentro de si esta nueva sensación.
A la mañana Matías y Joaquín salieron juntos del hospedaje y caminaron juntos, pues sus caminos seguian la misma ruta. Hicieron el camino conversando y riendo y a medio día pararon en un prado para almorzar: Matías saco parte de sus provisiones y las compartió con Joaquín. Terminado el almuerzo volvieron a ponerse en camino. Caminaron juntos todo ese día y en la noche se separaron, pues Joaquín había llegado a su destino, Matías debía seguir un día más. Se despidieron con abrazos y prometieron mantenerse en contacto. La extraña sensación no dejo a Matías todo ese día.
A medio día Matías llego a su casa y al llegar Andrea, su esposa salió a recibirlo junto con Andrés y Santiago, y los tres abrazaron al recien llegado Matías. Esta vez la sensación fue más fuerte aún y a Matías se le salieron las lágrimas de los ojos. Entraron a casa y Matías contó a su familia todo su viaje y las cosas que había vivido y sentido.
Antes de dormir, analizando con Andrea todas las experiencias vividas en su viaje Matías dijo esa sensación que sentía no era más que felicidad, que tonto fui, la tenía tan cerca y nunca la ví. No necesitaba hacer tan largo viaje, la felicidad está en el hacer algo por los demás, en el trabajo bien hecho, en compartir una comida, una conversación, en ver y sentir las cosas simples de la naturaleza, en un abrazo, en la familia, en los amigos.
martes, 4 de enero de 2011
Crying For Love
Esta semana pido disculpas a mis lectores hispanohablantes, pués este es un post en inglés, es una poesía que escribí aproximadamente en 1995.
With the excuses of my Spanish speaking readers, this is a post dedicated to my other readers, the non Spanish speaking ones.
This is a poem I wrote approximately in 1995 when I broke up with the girl who was my girl friend at that time.
It's not worth
it's not worth
crying for love,
if that girl left you,
the world isn't over,
live goes on
be strong and fight for it.
It's not worth
it's not worth
crying for love
if that girl didn't accept you
it isn't the end,
soon another one will come
and you will be happy with her,
be strong and fight for it.
It's not worth
it's not worth
crying for love
if that girl broke your heart,
you won't die
soon some one else will come
and repair it
and you'll feel love again.
It's not worth
it's not worth
crying for love
don't fall down
a new love will come soon
be patient
it won't be late.
With the excuses of my Spanish speaking readers, this is a post dedicated to my other readers, the non Spanish speaking ones.
This is a poem I wrote approximately in 1995 when I broke up with the girl who was my girl friend at that time.
It's not worth
it's not worth
crying for love,
if that girl left you,
the world isn't over,
live goes on
be strong and fight for it.
It's not worth
it's not worth
crying for love
if that girl didn't accept you
it isn't the end,
soon another one will come
and you will be happy with her,
be strong and fight for it.
It's not worth
it's not worth
crying for love
if that girl broke your heart,
you won't die
soon some one else will come
and repair it
and you'll feel love again.
It's not worth
it's not worth
crying for love
don't fall down
a new love will come soon
be patient
it won't be late.
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