¿Quién puede presumir de no ser un pecador? Ninguno. Pidamos perdón al Señor por nuestros pecados.
La desigualdad es la raíz de los males sociales.
Nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social (EG 201)
Nunca nos dejemos arrastrar por la vorágine del pesimismo. La fe mueve montañas.
Un estilo de vida sobrio nos hace bien y nos ayuda a compartir lo que tenemos con quien pasa necesidad.
Cada encuentro con Jesús nos colma de alegría, aquella alegría profunda que sólo Dios nos puede dar.
¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!
Seguir de cerca a Jesús no es fácil, porque la vía que Él elige es la vía de la cruz.
Cada encuentro con Jesús nos cambia la vida.
La Semana Santa es un buen momento para confesarse y retomar el camino correcto.
Qué dulce es ponerse delante del Crucifijo, quedarse simplemente bajo la mirada llena de amor del Señor. (EG 264)
Sólo la confianza en Dios puede transformar la duda en certeza, el mal en bien, la noche en alba radiante.
Jesús nos enseña a no avergonzarnos de tocar la miseria humana, de tocar su carne en los hermanos que sufren. (EG 270)
Necesitamos recuperar el espíritu contemplativo, para que el amor de Dios enardezca nuestros corazones.
¡Cuánto bien nos hace que el Señor sacuda nuestra vida tibia y superficial!
En el Evangelio podemos escuchar cada día a Jesús que nos habla: llevemos siempre con nosotros un pequeño Evangelio.
Con Jesús, la vida se hace plena. Con Él es más fácil encontrar sentido a todo. (EG 266)
No podemos acostumbrarnos a las situaciones de humillación y de miseria que nos rodean. Un cristiano tiene que reaccionar.
Queridos padres, enseñen a rezar a sus hijos. Recen con ellos.
La Cuaresma es el tiempo para cambiar de rumbo, para reaccionar ante el mal y la miseria.
Vivimos en una sociedad que pretende dejar de lado a Dios; y esto, día tras día, narcotiza el corazón.
Todos tenemos que mejorar, que cambiar para ser mejor, la Cuaresma nos ayuda a luchar contra nuestros defectos.
La Cuaresma es un tiempo de gracia, un tiempo para convertirse y vivir en coherencia con el bautismo.
No podemos ser discípulos a medias. La Iglesia necesita de nuestra valentía para que demos testimonio de la verdad.
Jesús nunca está lejos de nosotros pecadores. Él quiere derramar sobre nosotros, sin medida, toda su misericordia.
Jesús es nuestra esperanza. Nada, ni siquiera el mal y la muerte, podrá separarnos de la fuerza salvífica de su Amor.
La enfermedad y la muerte no son tabú. Son realidades que debemos afrontar en presencia de Jesús.
Aprendamos a decir “gracias” a Dios, a los demás. Lo enseñamos a los niños, pero luego lo olvidamos.
Un saludo a la Red Mundial de Escuelas para el Encuentro. Hoy plantamos el primer olivo virtual por la paz. @infoscholas
El amor cristiano es un amor sin cálculos. Ésta es la lección del Buen Samaritano; ésta es la lección de Jesús.
Gracias por todas las expresiones de afecto recibidas en este primer aniversario. Por favor, sigan rezando por mí.
Recen por mí.
El reto de los esposos cristianos: estar juntos, aprender a amarse para siempre y buscar el modo de que el amor crezca.
Nuestro gozo más profundo viene de Cristo: estar con Él, caminar con Él, ser sus discípulos.
Recemos por los cristianos que son perseguidos, para que sepan vencer el mal con el bien.
La Cuaresma es un tiempo propio para las renuncias. Privémonos cada día de algo para ayudar a los demás.
Todos nos equivocamos en la vida. Reconozcamos nuestros errores y pidamos perdón.
¿Cómo ser felices en el matrimonio? Unidos en el Señor, que hace siempre nuevo el amor y más fuerte que ninguna dificultad.
Un saludo agradecido a todos los que se dedican a la enseñanza en las escuelas católicas. Educar es un acto de amor, es como dar la vida.
Para nosotros, la Eucaristía es algo esencial: en ella Cristo quiere entrar en nuestra vida y llenarla con su gracia.
En las familias, es normal hacerse cargo de quien lo necesita. No tengan miedo a la fragilidad.
Todos los bautizados somos discípulos misioneros, llamados a ser en el mundo Evangelio vivo.
La Virgen María está siempre a nuestro lado, sobre todo cuando sentimos el peso de la vida con todos sus problemas.
¡No perdamos nunca la esperanza! Dios nos ama siempre, incluso con nuestros errores y nuestros pecados.
La Confirmación es importante para el cristiano; nos da fuerzas para defender la fe y anunciar el Evangelio con entusiasmo.
Señor Jesús, que seamos capaces de amar como tú.
Aprendamos de Jesús a rezar, a perdonar, a sembrar la paz, y a estar cerca de los necesitados.
Queridos hermanos enfermos, no pierdan la esperanza, ni siquiera en los momentos de mayor dificultad. Cristo está a su lado.
Pidamos por la paz en África, especialmente en la República Centroafricana y Sudán del Sur. #prayforpeace
Queridos jóvenes, no tengan miedo a casarse. Unidos en matrimonio fiel y fecundo, serán felices.
Pidamos por los seminaristas, para que, oyendo la voz del Señor, la sigan con decisión y alegría.
Saludo a los enfermos y a cuantos sufren. Cristo crucificado está con ustedes: acójanse a Él.
Recemos hoy juntos por Su Santidad Benedicto XVI, un hombre valiente y humilde.
Pidamos por todos los sacerdotes buenos y fieles, que se entregan a los demás con generosidad y abnegación, sin hacer ruido.
Los sacramentos, especialmente la Penitencia y la Eucaristía, son momentos privilegiados para el encuentro con Cristo.
Cuando nos inunda el amor de Dios, la vida adquiere otro sabor.
El mundo nos hace preocuparnos por nosotros mismos, por tener, por el placer. El Evangelio nos abre a los demás, a compartir con los pobres.
Queridos jóvenes, Jesús nos da vida, vida en abundancia. Con Él, siempre tendremos alegría en el corazón y una sonrisa en los labios.
Es importante tener amigos en quien poder confiar. Pero es esencial tener confianza en el Señor, que nunca falla.
Que la Jornada Mundial de la Vida Consagrada sea una ocasión propicia para redescubrir la centralidad de Jesucristo en nuestra vida.
A veces estamos tristes a causa de nuestros pecados. No nos desanimemos: Cristo ha venido a liberarnos. Él es nuestra paz.
Nadie se salva solo. La dimensión comunitaria es esencial en la vida cristiana.
No me imagino un cristiano que no sea capaz de sonreír. Demos testimonio gozoso de nuestra fe.
Oremos por la unidad de los cristianos. ¡Son tantas y tan valiosas las cosas que nos unen!
Queridos jóvenes, no se conformen con una vida mediocre. Déjense seducir por lo que es verdadero y bueno, por Dios.
Es fácil recurrir a Dios para pedirle, todos lo hacemos. ¿Cuándo aprenderemos también a darle gracias y adorarle?
Estamos llamados a vivir cada día nuestro Bautismo, como nuevas criaturas, revestidos de Cristo.
Como María, conservemos la luz encendida en Navidad, y llevémosla a todas partes, en la vida cotidiana.
Rezo por la Marcha por la Vida en Washington. ¡Que Dios nos ayude a respetar siempre la vida, especialmente la de lo más débiles!
Si vivimos la fe en la vida diaria, el trabajo se convierte en una oportunidad para transmitir la alegría de ser cristianos.
No nos limitemos a decir que somos cristianos. Debemos vivir la fe, no sólo con las palabras, sino también con obras.
Las guerras destrozan muchas vidas. Pienso especialmente en los niños a los que les han robado su infancia.
¡Qué poderosa es la oración! No perdamos nunca el ánimo para decir: Señor, concédenos tu paz.
Pidamos por la paz, y busquemos construirla, comenzando desde casa.
Demos siempre gracias a Dios, sobre todo por su paciencia y misericordia.
El Señor llama a la puerta de nuestro corazón. ¿Quizás hemos colocado un pequeño cartel que dice: “No molestar”?
Ningún anciano debe estar “exiliado” de nuestra familia. Los ancianos son un tesoro para la sociedad.
No pasemos de largo ante el Niño de Belén. Dejemos que nuestro corazón se conmueva.
Contemplemos la humildad del Hijo de Dios, que ha nacido pobre. Imitémosle compartiendo con los más débiles.
Dejemos un puesto libre en la mesa: un puesto para el que carece de lo necesario, para el que se ha quedado solo.
Queridos amigos, muchas gracias por las felicitaciones que me han enviado con motivo de las fiestas navideñas. Que Dios les bendiga.
Queridos jóvenes, Jesús quiere ser su amigo; y quiere que ustedes transmitan por doquier la alegría de esta amistad.
El Niño Jesús revela la ternura del inmenso amor con el que Dios nos rodea a cada uno
Dios no se revela en la fuerza o en el poder, sino en la debilidad y en la fragilidad del recién nacido.
Aprendamos del pesebre la alegría y la paz profunda que Jesús viene a traer al mundo.
En el rostro del Niño Jesús contemplamos el rostro de Dios. ¡Venid a adorarlo!
María, nuestra Madre, es toda belleza porque está llena de gracia.
Que la alegría del Evangelio esté siempre en sus corazones, especialmente en este tiempo de Navidad.
Ante el portal de Belén, recemos de modo especial por los que sufren persecución a causa de su fe.
En Navidad Cristo viene entre nosotros: es el momento adecuado para un encuentro personal con el Señor.
El Señor viene. ¡Recibámoslo con el corazón abierto!
La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien estar un poco en silencio, para oír la voz del Amor.
El Adviento es un camino hacia Belén. Dejémonos atraer por la luz de Dios hecho hombre.
Intentemos vivir la Navidad en coherencia con el Evangelio, poniendo a Jesús en el centro de nuestra vida.
Pidamos a Dios la gracia de que nadie más muera de hambre en el mundo.
El amor de Dios no es indiferenciado. Dios mira con cariño a cada uno, con nombre y apellidos.
No nos resignemos a un Oriente Medio sin cristianos. Recemos todos los días por la paz.
El futuro está en las manos de Dios: en esto radica la esperanza cristiana.
No temas acercarte al Sacramento de la Confesión; en él encontrarás a Jesús que te perdona.
No se puede concebir una Iglesia sin alegría. Ésta es la alegría de la Iglesia: anunciar a todos el nombre de Jesús.
María, Madre nuestra, ampáranos en los momentos de oscuridad, de dificultad y de aparente derrota.
Si alguien nos pide ayuda, ¿nos paramos? ¡Hay tanto sufrimiento y pobreza, y tanta necesidad de buenos samaritanos!
Queridos jóvenes, les invito a poner sus talentos al servicio del Evangelio, con creatividad y con una caridad sin fronteras.
La cruz es el precio del amor verdadero. Señor, danos fuerza para aceptar nuestra cruz y cargar con ella.
La santidad no consiste en hacer cosas extraordinarias, sino en hacer las ordinarias con amor y con fe.
Hace 50 años, el Vaticano II habló sobre la comunicación: Escuchar, dialogar y llevar a Cristo a cuantos encontramos en la vida.
Todos estamos llamados a la amistad con Jesús. No tengan miedo al amor del Señor.
¿Son grandes tus pecados? Di al Señor: Perdóname, ayúdame a levantarme de nuevo, convierte mi corazón.
La Iglesia invita a todos a acogerse al amparo de la ternura y el perdón del Padre.
Nos resulta difícil perdonar a los otros. Señor, concédenos tu misericordia para ser capaces de perdonar siempre.
Seamos dóciles a la Palabra de Dios, atentos a las sorpresas del Señor, que nos habla.
La Iglesia es misionera. Cristo nos envía a llevar la alegría del Evangelio a todo el mundo.
Vivir la caridad significa no buscar nuestro propio interés, sino llevar los pesos de los más débiles y pobres.
Los sacramentos son la presencia de Jesucristo en nosotros. Por eso es importante confesarse y comulgar.
El Reino de los cielos es para aquellos que ponen su confianza en el amor de Dios y no en las cosas materiales.
Ser santos no es privilegio de unos pocos, sino una vocación para todos.
Los santos no son superhombres. Son personas que tienen el Amor de Dios en su corazón y comunican esta alegría a los demás.
Nos cuesta un poco confesar nuestros pecados, pero nos da paz. Somos pecadores y tenemos necesidad del perdón de Dios.
Jesús ha conservado sus llagas para hacernos ver su misericordia. Ésta es nuestra fuerza y nuestra esperanza.
Queridos jóvenes, sean siempre misioneros del Evangelio, cada día y en todo lugar.
Cuiden la creación. Pero, sobre todo, cuiden a las personas que no tienen lo necesario para vivir.
Tengamos presentes a Filipinas, Vietnam y la región afectada por el tifón Haiyan. Seamos solidarios con la oración y con la ayuda concreta.
Dios nos ama. Descubramos la belleza de amar y de ser amados.
Nuestra vida debe centrarse en lo esencial: en Jesucristo. Todo lo demás es secundario.
Está para concluir el Año de la fe. Señor, ayúdanos en este tiempo de gracia a tomar en serio el Evangelio.
Los santos son personas que pertenecen totalmente a Dios. No tienen miedo a ser despreciados, incomprendidos o marginados.
Es necesario tener valor para ser fieles y coherentes con el Evangelio.
Muchas gracias a todos los misioneros, hombres y mujeres que trabajan tanto y sin hacer ruido por el Señor y por los hermanos.
La lucha contra el mal es ardua y prolongada; es necesario rezar constantemente y con paciencia.
Un cristiano afronta las dificultades, las pruebas, incluso las derrotas, con serenidad y esperanza en el Señor.
Si los bienes materiales y el dinero se convierten en el centro de la vida, nos atrapan y nos esclavizan.
Todos somos pecadores. Dios nos perdona con un derroche de gracia, misericordia y ternura.
Queridos Followers ¡ya son ustedes más de 10 millones! Les agradezco de corazón y les ruego que sigan rezando por mí.
Muchas veces contribuimos a la globalización de la indiferencia; intentemos, más bien, vivir una solidaridad global.
La cultura del descarte produce muchos frutos amargos, como el desperdicio de alimentos y el aislamiento de muchos ancianos.
Ser cristiano implica renunciar a nosotros mismos, tomar la cruz y llevarla con Jesús. No hay otro camino.
El Crucifijo no nos habla de derrota, de fracaso; nos habla de un Amor que vence al mal y al pecado.
Para conocer al Señor es necesario cultivar el trato con Él: escucharlo en silencio ante el Sagrario, acercarse a los Sacramentos.
Seguir a Jesús significa ponerlo en primer lugar, despojándonos de tantas cosas que ahogan nuestro corazón.
No nos resignemos ante el mal. Dios es Amor que ha vencido al mal con la muerte y resurrección de Cristo.
Nuestra oración no se puede reducir a una hora el domingo; es importante tener una relación cotidiana con el Señor.
Queridos jóvenes, no tengan miedo a dar pasos definitivos en la vida. Tengan confianza, el Señor no los abandonará.
¡Señor, ten piedad! Muchas veces nuestras vidas cómodas nos ofuscan y nos impiden ver a los que mueren a nuestro lado. #Lampedusa
Cuando nos encontremos con la cruz, digamos a María: ¡Madre nuestra, danos fuerza para aceptar y abrazar la cruz!
El misterio de la cruz, misterio de amor, sólo se puede comprender en la oración. Recen y lloren de rodillas ante la cruz.
El secreto de la vida cristiana es el amor. Sólo el amor llena los vacíos, las profundidades negativas que el mal crea en los corazones.
La misericordia es lo único que puede salvar al hombre y al mundo del pecado y del mal.
Queridos jóvenes, ustedes tienen muchos proyectos y sueños para el futuro. ¿Ponen a Cristo en el centro de sus proyectos y de sus sueños?
¿Rezamos de verdad? Sin una relación constante con Dios, es difícil llevar una vida cristiana auténtica y coherente.
Donde haya odio y oscuridad, pongamos un poco de amor y de esperanza, para darle un rostro más humano a la sociedad.
Todos los matrimonios pasan por momentos difíciles, pero estos encuentros con la Cruz nos fortalecen para recorrer el camino del amor.
No nos hacemos cristianos por nuestras propias fuerzas. La fe es un don de Dios que se nos da en la Iglesia y por medio de la Iglesia.
¡El perdón de Dios es más fuerte que cualquier pecado!
Pidamos al Señor ternura para ver a los pobres con comprensión y amor, sin cálculos y sin temores.
La Iglesia no tiene otra razón de ser ni otra finalidad que dar testimonio de Jesús. No lo olvidemos.
La verdadera caridad es un poco atrevida: no tengamos miedo a ensuciarnos las manos para ayudar a los más necesitados.
Cristo siempre es fiel. Pidamos para que también nosotros le seamos siempre fieles.
Todos somos pecadores, pero vivamos la alegría del perdón de Dios y tengamos confianza en su misericordia.
Hay muchos indigentes en el mundo de hoy. ¿Me encierro en mis cosas, o estoy atento a quien necesita ayuda?
Basar la felicidad en los bienes materiales es la mejor manera de llegar a no ser feliz.
A veces ni siquiera conocemos a los vecinos de casa: esto no es vivir como cristianos.
Jesús es el sol, María es la aurora que anuncia su nacimiento.
Seguir a Jesús significa compartir su amor misericordioso por todos los hombres #prayforpeace
La única guerra que todos debemos combatir es la de renunciar al mal.#prayforpeace
Quisiera dar las gracias a todos los que se han unido a la vigilia de oración y al ayuno por la paz #prayforpeace
La humanidad tiene necesidad de ver gestos de paz y de oír palabras de esperanza y de paz #prayforpeace
Pido que emprendan con valentía y decisión el camino del encuentro y de la negociación #prayforpeace
No perdamos nunca la esperanza. Dios nos colma con su gracia si la pedimos con perseverancia.
¡Que una cadena de compromiso por la paz una a todos los hombres y mujeres de buena voluntad! #prayforpeace
Queridos jóvenes, recen conmigo por la paz en el mundo #prayforpeace
La paz es un bien que supera cualquier barrera, porque es un bien de toda la humanidad#prayforpeace
No existe un cristianismo “low-cost”. Seguir a Jesús implica ir contracorriente, renunciar al mal y al egoísmo
Con todas mis fuerzas, pido a las partes en conflicto que no se cierren en sus propios intereses. #prayforpeace
Que el grito de la paz se alce con fuerza en todas las partes de la tierra#prayforpeace
Condeno con especial firmeza el uso de las armas químicas.
Queremos que en nuestra sociedad, desgarrada por divisiones y conflictos, estalle la paz.
Jesús viene en medio de nosotros y transforma nuestras vida. En Él vemos que Dios es amor, fidelidad, vida que se nos da.
¡Cuánto sufrimiento, cuánta destrucción, cuánto dolor ha ocasionado y ocasiona el uso de las armas!
Queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz.
¡Nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra!
Pidamos por la paz: paz en el mundo y en todos los corazones
Pidamos a María que nos ayude a tener fija la mirada en Jesús, a seguirlo siempre, aunque sea exigente.
La fe no es algo decorativo, ornamental. Tener fe significa poner realmente a Cristo en el centro de nuestra vida.
El amor de Dios no es algo abstracto o genérico; el amor de Dios tiene nombre y rostro: Jesucristo.
Dejemos entrar a Jesús en nuestra vida, saliendo de nuestros egoísmos, indiferencias y aislamientos.
Jesús es la puerta que conduce a la salvación. Es una puerta abierta para todos.
No tengan miedo de pedir perdón a Dios. Él no se cansa nunca de perdonar. Dios es todo misericordia.
Señor, enséñanos a salir de nosotros mismos. Enséñanos a ir a la calle y dar a conocer tu amor.
Un inmejorable programa de vida para todos: Las Bienaventuranzas y Mateo 25.
No podemos ser cristianos a ratos. Si Cristo constituye el centro de nuestra vida, ha de estar presente en todo lo que hacemos.
No podemos dormir tranquilos mientras haya niños que mueren de hambre y ancianos sin asistencia médica.
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, y guíanos por el camino que lleva al cielo.
Ser hijos de Dios y hermanos entre nosotros: éste es el corazón de la experiencia cristiana.
No se puede separar a Cristo de la Iglesia. La gracia del bautismo nos da el gozo de seguir a Cristo en y con la Iglesia.
Somos vasijas de barro, frágiles y pobres, pero dentro llevamos un gran tesoro.
Con su venida entre nosotros, Jesús es cercano, nos ha tocado y, a través de los sacramentos, también hoy nos toca.
La luz de la fe ilumina todas nuestras relaciones y nos ayuda a vivirlas en unión con el amor de Cristo, para vivirlas como Él
La seguridad de la fe no nos inmoviliza o encierra, sino que nos pone en camino y hace posible el testimonio y el diálogo con todos.
Queridos jóvenes, vale la pena apostar por Cristo y por su Evangelio, arriesgar todo por los grandes ideales. #Rio2013 #JMJ
Ahora, queridos jóvenes, debemos continuar viviendo diariamente lo que hemos profesado juntos en la JMJ.
Una semana inolvidable en Río. Gracias a todos. Recen por mí. #Rio2013 #JMJ
He regresado a casa, y les aseguro que mi alegría es más grande que mi cansancio.
Agradezco de corazón a los que han colaborado para que todo saliera bien en la JMJ y saludo a todos los que en ella han participado.
Dejemos que nuestra vida se identifique con la de Jesús, para tener sus sentimientos y sus pensamientos. #Rio2013 #JMJ
Queridos jóvenes, sean auténticos «atletas de Cristo». Jueguen en su equipo. #Rio2013 #JMJ
No podemos quedarnos enclaustrados en la parroquia, en nuestra comunidad, cuando tantas personas están esperando el Evangelio. #Rio2013 #JMJ
Queridos jóvenes, aprendan a rezar cada día. Así conocerán a Jesús y le permitirán entrar en sus vidas. #Rio2013 #JMJ
Los obispos son los pastores del pueblo de Dios. Sigámoslos con confianza y valentía. #Rio2013 #JMJ
No hay en nuestra vida cruz, pequeña o grande, que el Señor no comparta con nosotros. #Rio2013 #JMJ
Cada viernes nos permite recordar lo que Jesús sufrió por nosotros. Haz, Señor, que nunca olvidemos lo mucho que nos amas.
¡Qué fiesta de acogida tan inolvidable la de Copacabana! Dios les bendiga a todos ustedes. #Rio2013 #JMJ
La altura de una sociedad se mide en el trato que da a los más necesitados, a quienes no tienen más que su pobreza. #Rio2013 #JMJ
La vida cristiana no se limita a la oración, pero requiere un compromiso diario y valiente que surge de la oración. #Rio2013 #JMJ
Que el deporte sea siempre instrumento de intercambio y superación y nunca de violencia y odio. #Rio2013 #JMJ
Rezo por las víctimas del accidente de Santiago de Compostela y me siento muy cercano a cuantos están sufriendo en estos tristes momentos.
Agradezco al Beato Juan Pablo II la JMJ y tantas vocaciones surgidas en sus 28 ediciones. #Rio2013 #JMJ
Jóvenes, no lo olvidemos nunca: la Virgen María es nuestra Madre y, contando con su ayuda, podemos permanecer fieles a Jesucristo.
Queridos jóvenes, Cristo tiene confianza en ustedes y les encomienda su misma misión: Vayan, hagan discípulos. #Rio2013 #JMJ
La Iglesia es joven y esto se percibe muy bien en la JMJ.Que el Señor les mantenga siempre a todos ustedes jóvenes de corazón. #Rio2013 #JMJ
Gracias. Gracias. Gracias a ustedes y a las autoridades por haberme dispensado una acogida tan cálida en tierra carioca. #Rio2013 #JMJ
Hoy comenzamos una estupenda semana en Río. Aprovechemos esta ocasión para estrechar nuestra amistad con Jesucristo.
Llego a Río en unas horas y mi corazón está lleno de gozo porque dentro de poco estaré con ustedes para celebrar la XXVIII JMJ.
¡Cuántos quisieran estar en Río, para la JMJ, pero no pueden! Los tenemos presentes entre nosotros por medio de nuestra oración.
Queridos jóvenes, sé que muchos de ustedes están aún de camino a Río. Que el Señor les acompañe durante el viaje.
Muchos de ustedes, queridos jóvenes, han llegado ya a Río y otros muchos están llegando en estas horas. Nos vemos allí dentro de tres días.
En este Año de la fe, no olvidemos que la fe no es para guardarla, sino para compartirla. Todo cristiano ha de ser un apóstol.
Dios es muy misericordioso con nosotros. Aprendamos también nosotros a tener misericordia con los demás, especialmente con los que sufren.
En la vida cristiana son esenciales: la oración, la humildad, el amor a todos. Éste es el camino hacia la santidad.
Para el cristiano, la vida no es producto de la casualidad, sino fruto de una llamada y de un amor personal.
En el Año de la fe propongámonos hacer cada día algo concreto para conocer mejor a Jesucristo.
Señor, concédenos la gracia de llorar por nuestra indiferencia, por la crueldad que hay en el mundo y en nosotros mismos.
Si queremos seguir a Jesús de cerca, no podemos buscar una vida cómoda y tranquila. Será una vida comprometida, pero llena de alegría.
El cristiano está siempre lleno de esperanza; nunca puede dejarse llevar por el desánimo.
Pidamos un corazón que acoja a los inmigrantes. Dios nos juzgará según hayamos tratado a los más necesitados.
El Señor nos habla mediante la Sagrada Escritura, en la oración. Aprendamos a permanecer en silencio ante Él, a meditar el Evangelio.
Jesús no es sólo un amigo. Es un maestro de verdad y de vida, que nos revela el camino de la felicidad.
El amor de Cristo y su amistad no son una ilusión. Jesús en la cruz nos ha mostrado hasta qué punto son reales.
No se puede vivir como cristianos fuera de la roca que es Cristo. Cristo nos da solidez y firmeza, y también alegría y serenidad.
Un cristiano nunca puede ser aburrido o triste. Quien ama a Cristo es una persona llena de alegría, y que irradia alegría.
Aprendamos a “perder” la vida por Cristo, según la lógica del don, del sacrificio. Con Cristo no perdemos nada.
Jesús no nos ha salvado con una idea. Se ha rebajado y se ha hecho hombre. La Palabra se hizo carne.
La caridad, la paciencia y la ternura son un gran tesoro. Quien lo tiene, lo comparte con los demás.
¿Estamos dispuestos a ser cristianos coherentes, las 24 horas del día, dando testimonio de palabra y con el propio ejemplo?
Todos somos pecadores. Pero pidamos al Señor no ser hipócritas. Los hipócritas no saben lo que es el perdón, la alegría, el amor de Dios.
Si Jesús es el sentido de nuestra vida, no podemos permanecer indiferentes ante quien sufre, ante quien está triste.
No olvidemos nunca que es el Señor el que guía a la Iglesia y hace fecundo nuestro apostolado.
El cristiano está siempre dispuesto a anunciar el Evangelio, porque no puede guardar para sí mismo el gozo de conocer a Cristo.
¿Estamos enojados con alguien? Recemos por esa persona. Esto es amor cristiano.
Que la Iglesia sea siempre lugar de misericordia y esperanza, donde cada uno se sienta acogido, amado y perdonado.
Hoy, muchas de las pobrezas morales y materiales vienen del rechazo de Dios y de poner en su lugar a tantos ídolos.
No debemos tener miedo de la solidaridad, de poner a disposición de Dios lo que somos y tenemos.
Con la “cultura del descarte” la vida humana no es considerada ya un valor fundamental que hay que respetar y tutelar.
El consumismo nos impulsa a desechar. Pero la comida que se tira a la basura es el alimento que se roba al pobre, al que pasa hambre.
El cuidado de la creación no es sólo un mandato divino al principio de la historia; es también para nosotros, es parte del proyecto de Dios.
Cristo nos guía a salir cada vez más de nosotros mismos, para entregarnos y servir a los demás.
A veces sabemos lo que debemos hacer, pero nos falta el ánimo. Aprendamos de María saber decidirnos, con la confianza puesta en Dios.
La lógica mundana nos empuja hacia el éxito, el dominio, el dinero; la lógica de Dios, hacia la humildad, el servicio y el amor.
Pidamos al Señor, en este Año de la fe, que la Iglesia sea cada vez más una verdadera familia que lleva el amor de Dios a todos.
Toda la historia de la Salvación es la historia de Dios que busca al hombre, le ofrece su amor y lo acoge con ternura.
La Iglesia nace del gesto supremo de amor de Jesús en la Cruz, de su costado abierto. La Iglesia es una familia donde se ama y se es amado.
Queridos jóvenes, la Iglesia espera mucho de ustedes y espera que sean generosos. Tengan la valentía de superarse.
Cada vez que somos egoístas y decimos no a Dios, arruinamos su historia de amor con nosotros.
El corazón esconde algún espacio de incredulidad. Digamos al Señor: Creo, pero ayuda a mi fe.
Los milagros existen, pero es necesario rezar. Con una oración ferviente, insistente, perseverante, no una oración para cumplir.
¿Soy portador de reconciliación y de amor, según el Evangelio, en los ambientes donde vivo y trabajo?
Vivir el Evangelio es luchar contra el egoísmo. El Evangelio es perdón y paz; es el amor que viene de Dios.
Me uno al dolor de las familias que perdieron a sus seres queridos, muchos de ellos niños, en el tornado de Oklahoma. Recemos por ellos.
El Espíritu Santo transforma y renueva, crea armonía y unidad, da fuerza y gozo para la misión.
Es necesario aprender de la Virgen María, imitando la total disponibilidad con la que recibió a Cristo en su vida.
¿Nuestra vida está verdaderamente animada por Dios? Cada día, ¿cuántas cosas antepongo a Dios?
No podemos ser cristianos por instantes. Busquemos vivir nuestra fe en cada momento, cada día.
Es Dios quien da la vida. Respetemos y amemos la vida humana, especialmente la que está indefensa en el seno de la madre.
¿Soy fiel a Cristo en la vida cotidiana? ¿Soy capaz de «hacer ver» mi fe, con respeto, pero también con valentía?
Recemos por tantos cristianos en el mundo que siguen sufriendo persecución y violencia. Que Dios les dé fortaleza y fidelidad.
El Espíritu Santo nos hace ver de modo nuevo a los demás, como hermanos y hermanas en Jesús, a los que hemos de respetar y amar.
El don precioso que el Espíritu Santo trae a nuestro corazón es la confianza profunda en el amor y en la misericordia de Dios.
Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia, dice Jesús. Esta la verdadera riqueza, no la riqueza material.
No nos contentemos con una vida cristiana mediocre. Caminen con decisión hacia la santidad.
Pidamos al Señor que toda nuestra vida cristiana sea un testimonio luminoso de su misericordia y su amor.
Cada cristiano es misionero en la medida que da testimonio del amor de Dios. ¡Sean misioneros de la ternura de Dios!
Pidamos a la Virgen María que nos enseñe a afrontar con fe las actividades de cada día, abriendo cada vez más nuestra vida al Señor.
Sería hermoso, en este mes de mayo, recitar juntos, en familia, el Santo Rosario. La oración fortalece la vida familiar.
Pienso mucho en quienes están sin empleo, frecuentemente a causa de una mentalidad egoísta, que busca el beneficio a toda costa.
Queridos jóvenes, aprended de san José que, pese a pasar por dificultades, nunca perdió la confianza en Dios, y así las superó.
¡Confiemos en la acción de Dios! Con Él podemos hacer grandes cosas y sentiremos el gozo de ser sus discípulos.
Qué hermoso sería si cada noche pudiéramos decir: Hoy he realizado un gesto de amor hacia los demás.
El Espíritu Santo verdaderamente nos transforma y cuenta con nosotros para transformar el mundo en que vivimos.
Queridos jóvenes, no enterréis vuestros talentos, los dones que Dios os ha regalado. No tengáis miedo de soñar cosas grandes.
En este período de crisis es muy importante no encerrarse en uno mismo. Es necesario abrirse, tener detalles con los demás.
Mantengamos viva nuestra fe con la oración y los sacramentos. Atención: No nos olvidemos de Dios.
María es la mujer del «sí». María, ayúdanos a conocer cada vez mejor la voz de Jesús, y a seguirla.
Cada uno de nosotros guarda en el corazón el anhelo del amor, la belleza, la vida... Y Jesús es todo esto en plenitud.
«Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco». ¡La voz de Jesús es única! Él nos guía por el camino de la vida.
Entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad diaria a su voluntad, incluso aunque haya que sacrificarse.
La Ascensión de Jesús al cielo no indica su ausencia, sino que Él vive entre nosotros de un modo nuevo. Está cerca de cada uno de nosotros.
Adorar a Dios es aprender a estar con Él, ponerlo en el centro de la vida y despojarnos de nuestros ídolos escondidos.
Recordémoslo bien todos: no se puede anunciar el Evangelio de Jesús sin el testimonio concreto de vida.
Si nos comportamos como hijos de Dios, sintiéndonos amados por Él, nuestra vida será nueva, colmada de serenidad y gozo.
Ser cristianos no se reduce a seguir los mandamientos, sino a dejar que Cristo tome posesión de nuestra vida y la transforme.
Que hermosa es la mirada de Jesús sobre nosotros, cuánta ternura. No perdamos nunca la confianza en la paciente misericordia de Dios.
Dios nos ama. No tengamos miedo de amarlo. La fe se profesa con la boca y con el corazón, con la palabra y con el amor.
Acoge a Jesús resucitado en tu vida. Aunque te hayal alejado, da un pequeño paso hacia él: te está esperando con los brazos abiertos
Acompañad a vuestros sacerdotes con el afecto y la oración, para que sean siempre Pastores según el corazón de Dios.
Vivir la Semana Santa es entrar cada vez más en la lógica de Dios, la lógica del amor y del don de sí.
Estar con Jesús exige salir de nosotros mismos, de un modo de vivir cansino y rutinario.
No debemos temer al Maligno cuando nos dice que nada podemos hacer contra la violencia, la injusticia y el pecado.
Aguardo con alegría el próximo mes de julio, en Río de Janeiro. Os doy cita en aquella gran ciudad de Brasil.
El verdadero poder es el servicio. El Papa ha de servir a todos, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños.
Acojamos a Cristo en nuestra vida, ocupémonos unos de otros, respetemos la creación con amor.
Queridos amigos, os doy las gracias de corazón y os ruego que sigáis rezando por mí. Papa Francisco.